Luz natural, en interior
Palacio Larrain, Santiago de Chile
“Entre las rendijas desgastadas, la luz se filtra con gracia, evocando los días de esplendor cuando brillaba entre cristales y marcos de oro. Ahora, perfila tu silueta en la confusión de la penumbra, como el espíritu etéreo que danza entre los escombros de la fragilidad. El raso desgarrado y la seda consumida por polillas hambrientas de luz se entrelazan con la esencia de la mujer, delicada y eterna, que desafía al tiempo, impregnando con su gracia los muros de este antiguo castillo, testigos silenciosos de su resplandor fugas”.